Como les contamos el viernes pasado, durante las próximas semanas estaremos en un descanso

de publicación.

Volvemos el 16 de agosto con un episodio nuevo del hilo.

Por mientras queremos compartir este de nuestros compañeros de rado embulante, un podcast

que cuenta historias de América Latina.

Es sobre cómo una paraguaya llega a darse cuenta de que sus abuelos estuvieron involucrados

en la época más oscura del país. Es uno de mis episodios favoritos de la temporada pasada. Espero que lo disfruten.

Una advertencia, este episodio contiene escenas de violencia y se recomienda a

discreción. No es apto para niños. Esos rambulantes desde NPR,

sodaniel Alarcon. A Ollinda Ruiz nunca le gustó su nombre. No me sentía cómoda con mi nombre desde niña.

Y a veces inventaba y decía que me llamaba Olivia.

Estaba escondida atrás de Oli.

Y decía que cuando cumpla 18, me iba a cambiar el nombre.

Olinda se llama así, en homenaje a su abuela paterna.

Fue su papá quien lo propuso. A su mamá no le gustaba mucho pero le pareció un lindo gesto así que aceptó,

después de todo veía su suera como una persona trabajadora y un rada.

Pero las dos olinas no eran cercanas, no solo por la distancia física, la abuela vivía

en Yatitai, un pueblo un poco más de seis horas en auto de asunción, la capital de Paraguay, donde vivía a Olinda con sus padres y sus dos hermanos. Pero esa distancia también existía porque Olinda nunca se sintió del todo

como da con su abuela.

No hablaba solamente me miraba, me miraba sin pestañar hasta el punto que yo tenía que bajar la mirada,

como la mirada de un interrobastorio.

La abuela de Olinda tenía la piel blanca y los ojos celestes era imponente y reservada. Me abuela era alemana, de padres alemanes entonces tenía un improntas y bastante fría y distante.

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