Buenas noches, esto está muy bien.

Y estoy para servir la angélica.

Mira, yo vivía en la calle de aquí de Salvatierra por la seque.

Y entonces está una muñeca tirada a la seque.

A la puerta, de cuenta, la puerta si tirada, pero dentro de la sequea,

pero bonita, la mona.

Buñec, bonita.

Y entonces pues yo le dije a mi espósito y la vamos a abañarla

y la vestimos y la metimos cuando ya la teníamos ahí en la casa la niña la triadía y el sumona

diario la triadcargada y me dice el otro niño que estaba más grande que no la quería, que porque la

mamuñeka se levantaba y se reía muy feo y caminaba.

Solo.

Solo.

Má, ya.

Y le dije yo no, no dije a mentiras, y siempre se crea a costar conmigo en mi cama, porque

él decía que oía la la muñeca.

¿Qué la tenía él?

Seis años.

¿Está bien chiquitino?

Sí.

Y le decía yo, hijo, ¿víes de este para tu cama?

No, porque la muñeca se pare y se ríe, se ríe muy feo.

...