¡Vamos!

Estamos listos para que se den unos ables, estamos listos, si o no.

Muy bien.

Yo debo confesar que hasta el día de hoy, yo nunca había hablado, no quise hablar nunca de cierta temporada de mi vida,

sumamente difícil, de un tiempo que tenía series complicaciones físicas donde no podía hablar,

no podía caminar. Recuerdo que fue casi por un año entero o un poco más.

Me pasaba todo el día en la cama.

Apenas podíamos ver los brazos, las piernas.

No podían ni siquiera enfocar mis ojos.

No paraba de llorar, lloraba constantemente.

De hecho, fue una temporada en la que no podía alimentarme

por misolos.

Era incontinente, con vergüenza debo decir que me orinaba, me desfecaba encima,

y para hacerte honesto en ese entonces no pensaba que todo eso algún día iba a mejorar,

así que de algún modo estaba resignado, finalmente y de manera orgánica,

fui superando a que se atapa, y hoy lo recuerdo como un tiempo de transición,

mi infancia. Era cuando era chiquito, por si están diciendo cuando se enfermo, cuando era chiquito.

Cuando era bebé, que no movían y las piernas de obra se entendió, porque quedaban siendo...

Cuando era bebé, que no enfocaba los ojos vivía ayudándome hacia encima,

me cambiaron los pañales, es lo que todos vivimos.

Nadie llega a adulto, sin pasar por ese periodo de imadurez,

de dependencia, absoluta.

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