¡Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver, vamosiritual. Bueno, como siempre, como cada fin de semana.

Y para eso quiero que hagamos un trato.

Tú abres la mente para que Dios te diga lo que quiere decirnos,

me incluyo y yo prometo abrir mi corazón.

Y te quiero contar algo que también, en algún momento,

sobre la L.E. o Contemparte, que fue una de las batallas que he tenido que librar algo que también en algún momento sos la jee o con tem parte,

que fue una de las batallas que he tenido que librar por muchas décadas, varias.

Y espero que esto que te cuente del modo tealiente, no es aliente.

Yo he relatado en infinidad de ocasiones que desde muy pequeño

supe que tenía que inventarme un personaje para consumo público, del chiquito, ese avatar, ese falso yo, nació como una suerte de defensa.

No sabía mucho de psicología, en mi vida había leído a Freud, porque era un niño,

pero supe de manera instintiva que tenía que levantar una suerte de escudo contra el dolor,

contra la baja estima, contra una soledad que no elegí

porque cuando en así mamá estaba sufriendo de un cáncer terminal,

entonces ni me pudo ni amamantar ni tener a Upan,

nunca ni alzarme, papá vivía borracho,

entonces yo recuerdo, tengo recuerdos como flalles,

flashback de estar en una cuna.

Mucho tiempo solo con mis pañales,

con necesidades de ser cambiados.

Mi hermano, tratando de ayudarme

con las penas seis años más que yo.

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