Hola, soy Claudia Valdez y hoy quiero ayudarte a liviar el estrés.

Vamos a empezar.

Primero, encuentra un lugar donde nadie te interrumpa. Adopta una postura cómoda en la que puedas permanecer por algún tiempo.

Vamos a emprender un viaje maravilloso hacia la relajación.

Ahora vamos a hacer tres respiraciones largas y profundas. Quiero que no des tu respiración, donde se refleja.

Una más. ¿Dónde se refleja tu respiración?

En tu pecho, en tu abdomen.

Si es tu primera vez haciendo una meditación y te cuesta darte cuenta, te invito a que

coloque un mano en tu zona abdominal y otra en el pecho. Así vas a lograr identificar donde se manifiesta tu respiración. Inala, exala, una vez más inalas, exala.

Observa el baiven de tu cuerpo cada vez que inalas y exhalas. Vamos a hacer tres respiraciones más. Inhalas.

Exhalas. Mientras estás aquí, relajándote, concentra tenmigos y permítete estar cada vez más

relajado. Sabiendo que eres plenamente consciente del peso de tu cuerpo sobre la superficie. Se consciente de todos los olores.

Por su tiles que sea, percibe si hay algún sabor en tu boca, se consciente y nota todos

los sonidos a tu alrededor.

Absolutamente todo lo que escuches, los pajaritos, el ruido de la vida, el aire.

Quiero que sepas que estos sonidos solo te ayudan a profundizar aún más en tu concentración

y en tu estado de relación.

Observa cómo se relajan todos los músculos de tu cuero cabelludo, siente como se aflojan y liberan cualquier

tensión acumulada en esa zona de tu cuerpo. Ahora deja que la relajación fluvia hacia los músculos

de la cara alrededor de los ojos, hacia las mejillas y la mandíbula, deja que tu mandíbula se afloje

y permite que se forme un espacio

entre tus tientes superiores e inferiores

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